miércoles, 16 de marzo de 2011

Philadelphia

Charlando el otro día con unos amigos sobre grandes canciones de la historia del rock mencioné una que me encanta de Creedence Clearwater Revival, la famosísima “Have you ever seen the rain?”. Cuando llegué a casa me vino a la mente una versión que hicieron del citado tema los Spin Doctors aunque no recordaba que disco la incluía. Al final, sabíendo que lo tenía fisicamente y después de un buen rato de búsqueda, me acordé que estaba en la banda sonora de la película Philadelphia que dirigió Jonathan Demme después del Silencio de los Corderos. Así que aproveche y le di un repaso (al disco, no al film).

Independiente de  la música de Howard Shore, que en este caso pasa desapercibida, y siguiendo la costumbre de la época (desde la mitad de los 80 hasta mediados de los 90) de incluir canciones en el desarrollo de la película (que sirven para posterior videoclip promocional) nos encontramos con que Philadelphia incluye dos temas compuestos especialmente para ella. Dos pesos pesados, dos leyendas, en fin, dos monstruos del rock componen e interpretan estos temas. Bruce Springsteen y Neil Young.

“Streets of Philadelphia” de Springsteen da comienzo a la película. Ocho compases idénticos donde sólo oímos la percusión llevando un ritmo constante. Seguidamente se integra un teclado con sonido de cuerdas durante ocho compases más. Y llegamos al diecisiete, donde aparece la voz del “Boss”, en uno los mejores temas de su vida, si no el mejor.

El final de la película, en el funeral donde proyectan videos de su infancia y se reúnen amigos y familiares, suena el tema de Neil Young. Un piano y su voz  (ambos “reverberizados” a tope para conseguir un efecto de delicadeza extrema) acompañados en ocasiones de acordes de sintetizador y algo de platillo. Un verdadero temazo.
Como curiosidad, reseñar que los dos competirían en los Oscars a la mejor canción al estar ambos nominados, ganando el de New Jersey (Springsteen).

Independientemente de lo dicho, siempre he pensado que el Oscar al mejor actor que consigue Tom Hanks lo gana por dos momentos. El primero, por su cara de decepción, incomprensión y soledad al no encontrar nadie que lo defienda a la salida de un bufete. El segundo, es el gran momento de Philadelphia. Suena un disco y él explica y traduce conjuntamente a Denzel Washington un Aria de una Ópera. Literalmente transcribo: … “Es mi Aria favorita. Es María Callas. En Andrea Chénier. De Umberto Giordano. Esta es Maddalena. Explica como durante la Revolución francesa la chusma prendió fuego a su casa. Y su madre murió salvándola a ella. ¡Mira! El lugar que me vio nacer está ardiendo. Estoy sola. ¿No oyes la angustia en su voz? ¿La sientes, Joe? Ahora entran los instrumentos de cuerda y todo empieza a cambiar. Y la música se llena de esperanza. Voy a cambiar. ¡Escucha, escucha! Yo causo dolor a los que me curan. ¡Oh, ese chelo solitario! Y fue durante ese dolor cuando me llegó el amor. Una voz llena de armonía me decía: sigue viviendo. Yo soy la vida. El Cielo está en tus ojos. Es todo lo que te rodea, es la sangre, el barro. Yo soy divina. Yo soy el olvido. Yo soy el Dios que desciende del Cielo a la Tierra para hacer de la Tierra un Cielo. Yo soy el amor. Yo soy el amor.”
A mi parecer, aparte de uno de los grandes momentos de la historia del cine, una lección de cátedra de cómo hay que escuchar un Aria. No es una canción aislada. Es un trocito de un todo que es la Ópera en si. Hay que conocer el argumento. Su significado y su contexto en él. Los recursos musicales que utiliza para matizar las expresiones (de alegría, tristeza, etc.. ) que requiere el compositor. En fin, recalcar que la Ópera  únicamente no es cantar. Es también interpretar. De ahí la grandeza de María Callas. Excelente en las dos facetas.

Un día me dijeron refiriéndose a este género. No entiendo como te puede gustar eso. No respondí. Pero me dije para mi mismo: Yo si que no comprendo como no te puede gustar.

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